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Los seres humanos nos preparamos solo para lograr nuestras metas, para lograr lo que queremos y con eso concluimos.
Los seres humanos nos preparamos solo para lograr nuestras metas, para lograr lo que queremos y con eso concluimos.
Llegar más allá de la meta es tener
un verdadero objetivo.
Los objetivos son la suma de varias
metas. Cada logro en nuestra vida es una meta y la suma de esas metas nos lleva
a lograr nuestros objetivos.
Si
tu objetivo es tener un hogar feliz, vas a tener que superar muchas metas antes
de lograrlo.
Un ejemplo de un objetivo logrado
por varias metas es el ciclismo, la vuelta a Francia, o la vuelta a Colombia se
compone de varias metas. La suma de varias metas ganadas determina el campeón
de la vuelta.
Lo que puede acabar con tus metas
son las tentaciones. Una tentación es una provocación o un deseo que nos aleja
de nuestro propósito. Podemos decir también que una tentación es algo que me desvía
del propósito.
Hay metas espirituales y metas
seculares. La meta espiritual para un cristiano es estar cerca de Dios para lograr
salvación y vida eterna. Pero muchas veces llegan a nuestra vida tentaciones
que nos alejan de Dios y por ende de la salvación y la vida eterna.
En lo secular tal vez tu meta es ahorrar
para comprarte una casa, pero llegan tentaciones que te alejan de ese propósito.
Cuando ya tienes la plata ahorrada tal vez te dan ganas de comprarte una moto,
aunque cumpliste la meta de ahorrar el dinero, no lograste el propósito de
comprar la casa.
El objetivo de un hombre o de una
mujer puede ser el bajar de peso, y su meta es tener un tiempo de dieta, logra
su meta pero al final es derrotada(o) por unos deliciosos pastelillos de
chocolate.
Jesús tenía un propósito. Darnos
salvación a través de su muerte. Para lograrlo tenía que cumplir algunas metas,
una de ellas era tener un ayuno de cuarenta días para lograr la aprobación y la
fortaleza de parte del padre celestial.
Jesús se prepara para lograr su
primera meta. V 1 “Jesús,
lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán, y fue llevado por el Espíritu al
desierto” fue lleno del espíritu santo.
Para lograr superar cualquier
tentación es necesario:
1. Conocer muy bien el propósito
que quiero lograr.
2. Anhelar ese propósito, hay gente
que conoce su propósito pero no lo anhela del todo
Como llegan las tentaciones.
1. Ataca nuestro ego. A los seres humanos no nos gusta sentirnos minimizados.
Por eso el diablo trata de poner en tela de juicio la paternidad de Jesús. V 3
“Entonces el diablo
le dijo: Si eres Hijo de Dios” muchas personas ceden a la tentación cuando los
retan: si tienes plata. Si eres capaz.
2. Ataca nuestra hambre de poder. V
6 “Y le dijo el diablo:
A ti te daré toda esta potestad, y la gloria de ellos; porque a mí me ha sido
entregada, y a quien quiero la doy.”
3. Ataca nuestro exceso de
confianza. V 9 “Y le llevó
a Jerusalén, y le puso sobre el pináculo del templo, y le dijo: Si eres Hijo de
Dios, échate de aquí abajo;”
Tentación no es lo mismo que
pecado, la tentación es lo que se produce antes de cometer un pecado, es como
la invitación al pecado, la tentación se convierte en pecado cuando se ejecuta.
Las tentaciones son normales y habituales
en nuestra vida, es por eso que siempre debemos estar preparados para
enfrentarlas, el diablo solo descansa por un tiempo y después sigue con el
ataque. V 13 “Y cuando
el diablo hubo acabado toda tentación, se apartó de él por un tiempo.”
Formas de soportar y vencer
la tentación:
1. En oración. Lucas 22: 40 “Cuando llegó a aquel lugar, les dijo: Orad que no entréis en tentación.”
2. Sometiéndonos a Dios. Santiago 4:
7 “Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá
de vosotros.”
3. No endureciendo nuestro
corazón. Hebreos 3: 8 “No endurezcáis vuestros
corazones, Como en la provocación, en el día de la tentación en el
desierto,”
4. No deseando más de lo que
podemos tener. 1 Timoteo 6: 9 “Porque los que quieren enriquecerse
caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a
los hombres en destrucción y perdición;”
5. Devemos creer que contamos con toda
la ayuda de Dios. 1 Corintios 10: 13 “No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea
humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis
resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que
podáis soportar.”
La única forma que tenemos para
cuidarnos de la tentación es reconociendo nuestras debilidades y limitaciones.
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